Poesía
domingo, 2 de septiembre de 2007
Quisiera ser
álamo,
de los que quedan
a la vera del camino,
y ver
las gentes que marchan,
y seguir anhelos
que no colmó el destino.
Quisiera abrir mis ramas
y aliviar las calores,
que el sol de esta senda
puede helar corazones.
Me llega ser árbol,
que me gusta el viaje,
pero soy amigo
de las yerbas y flores
que guardan mi valle.
Te quiero
con el corazón sereno,
pero mi emoción enciende
luces de humos negros.
Te quiero
cuando mi alma es calma,
pero el volcán me llama,
y no es sincero
desarraigar estos anhelos.
Bien amo la vida y alegría,
más he de olvidar mi dulce apego,
sólo es angustia la partida,
pero es marchar por mis senderos.
Compañero,
buen viaje
en tu andar sereno
a la orilla del agua.
Más te dejo, disculpa,
prefiero el veneno
de la cascada que baja,
y con odio,
rompe la montaña.
Suerte tuviste, poeta,
de cantar alegre tu sentimiento.
Yo sólo se de lamento,
y de un coraje que presta
por vengarse pronto
de la fuente de sus tormentos.
Quisiera ser cantor
para cantarte
las canciones más bellas,
ser un rayo de sol para alumbrarte
y luego por besarte,
convertirme
en señor de las estrellas.
...
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